sábado, 1 de abril de 2017

Irracional lenguaje




Quien iba a pensar que se reconciliarían aquellos celosos mojigatos con tirabuzones.

Dos fantasmas que engreídos de ellos mismos vendían humo agrio de naranja borde y se jactaban de ser uno mejor que el otro.

Galanes que desprendiendo mentiras por las esquinas se hicieron acreedores de los detritos y venganzas de las cloacas.

Quien iba a conjeturar una duradera estabilidad, entre un “zorritonto” y una sabandija “cagainsultos”.

Entre un “metenredos” cobarde y un “derritepaciencias” traicionero.
Entre el chaparrudo buitre de los dolores fecales y el malabarista del despecho.

Quien iba a entender

Si ambos optaron por la urdimbre del “verdugosuegras”

Si uno y otro creyeron estar “cuadritontosos”.

Si entrambos quisieron destermolerse en las olas del Tsunami Niño diabólico y depositar su irrealidad en la idiosincrasia maléfica.


¡Jamás nadie imaginó a ninguno de los dos, con la cordura de un reloj de madera, con la prudencia del vuelo del insecto tigre, ni con el goteo de la idiotez!

¡Quién se aclara!











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