El sábado 7 de mayo, día de San Benedicto, estaba fechado
el edicto y el encuentro entre los amigos entrañables de Berja. Los ya, famosos
Virgitanos, que nos reunimos con asiduidad para disfrutar de lo
que nosotros calificamos como: el alboroto vivencial y nos unimos todos
enredados, como dice el refrán: "las churras con las merinas"
Nos instruyó sobre lo que son los cielos que vienen
cargados de agua, mamas como las ubres femeninas, cuando vienen cargadas de
materia. Por eso se les denomina de ese modo, significando ese contenido, en
una graciosa metáfora. El surrealismo en
los cielos, aportados por la simbología meteorológica
La naturaleza, siempre sorprendente, es capaz de
plasmar en el cielo los paisajes más dispares. Aunque a veces, la belleza sea
la telonera de una inminente tormenta.
en los foros oficiales
Sin salirnos del cometido de nuestro mensaje y yendo a lo
nuestro; amenazaba lluvia, aunque frío no hacia y apetecía salir a
cascarla.
Nosotros como siempre teníamos plan
de distracción, de pasarlo bien y de comer mejor, en Cardona y
no nos quejamos, y veréis por qué.
El camino fue ameno charlando de recuerdos, de aquellos momentos
que quedan en nuestras memorias por su contenido de fruición, por haberlos gustado
a lo grande y haber reído no poco, hasta llegar a la Cardona
histórica, a esa Villa que se mantiene respetando su grandeza, su
abolengo, su idiosincrasia tradicional y por supuesto su belleza que sumada a
sus efemérides y sus raíces, la hacen prevalecer con su identidad
original.
Esa urbe que al visitarla, emergen las alegrías,
consiguiendo además aquellos gramos de vida, que desperdigados en tus
ternillas, vuelvan a reactivarse por el mero hecho de estar cuerdo, sano y
sensible, al frecuentar semejantes parajes.
Todo vino a pedir de boca, los saludos, el encuentro con los
demás, aunque las bocas no hablaban mas que de lo presente, en nuestros
recuerdos emergían aquellas evocaciones que habíamos vivido en el pasado. Que pervivirán
por siempre.
Desde donde tantos sucesos amatorios se dieron entre aquellas
mujeres encorsetadas con ansiedad y ganas de sexo y lujuria que en silencio
recogían las caricias, los sobos, los abusos inclusive los coitos
desesperados a espaldas de sus esposos. Ellos beodos por el poder, el vino
y el prostíbulo con otras damas, algunas cortesanas, otras rameras de alto
copete, que agraciadas y apetecibles descorchaban para su placer primitivo.
Dejando despintar y envejecer las educadas y obedientes damas de
los señores del palacio, sus abruptos y emergentes pechos que ellas, tan
sumisas y necesitadas de liviandad, usaban en sus tocamientos y masturbaciones
habituales, a falta de chambelán, ayudante, o ungido que les pusiera en la
pitra para hacerlas gozar del popular orgasmo vaginal hasta dejarlas hartas de
tanta jodienda.
Unos secretos del que gozaban a hurtadillas aquellas mujeres
engañando a sus caballeros. En sus alcobas escondidas, engañando a sus dueños,
con quien a ellas se les encaprichaba y les daban el gozo que ellas esperaban.
Una delicia deseada en el silencio y el tempo del acto coital,
ayudado por la música del jadeo traqueal, que enmascarados con un ruido gutural
característico, generan las gargantas en
el momento del éxtasis.
La historia es contada siempre, por aquellos que ganaron las
contiendas. Deberíamos escuchar las confesiones de las gastadas doncellas y
damas de palacio y de su falta de copula deseada.
En la comida, de encuentro, no se habló de la historia. Como es
natural, todo el mundo es prudente, y nadie habla ni refiere aquello que no es
preciso. Algún día os contaré con pelos y señales, los entresijos de palacio.
De ese que antes fue Castillo y ahora luce como Parador Nacional.
Unas migas sabrosas preparadas al estilo de Berja, acompañadas
de un buen vino del Priorato Catalán, y sus pescaditos, sus boquerones, sus
trocitos de chistorra, sus pimientos verdes, sus cachos de queso manchego, esas
aceitunas que te quitan el ""sentío"", las puntas de pan
que acompañan al bocado para que sean más enjundiosos y llenen antes el
estómago. Una delicia, una verdadera devoción por la buena mesa, una
conversación agradable, amena y chistosa, nos llevó como siempre a los
pasteles, a los dulces y al caldito de gotas de licor, que sin darnos cuenta
nos puso camino del paseo, para que se desvanecieran los efluvios del "momentazo"
pasado.
Aqui dejo unas fotos para que podáis ver lo verdadero y crediticio
del encuentro.
Fotos y texto: E.MorenoFotos de Monica Lopez yde las nubes mamantusde Google
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