Viene del capítulo anterior: Prostitutas por gusto
Capítulo Actual: El Cataputas
Capítulo Actual: El Cataputas
Narciso
fue el que le dio a Mathías amparo, en los años de su busca y captura, a cambio de deshacerse de según qué asuntos
de conveniencia.
Por
lo que se dice; contacto entre el resto de su séquito, jamás hubo. Era gente
muy oscura, personas sin corazón ni entrañas, los que a la postre perdieron el
conflicto armado y echaron al corrupto político, al destierro hasta que se le
dio por desaparecido
Julen
entonces era el guardaespaldas de un familiar suyo, un político muy influyente.
Tanto que le ha solucionado la vida, con dinero y con patrimonio. Para no
preocuparse jamás por la cesta de la compra. Ni por detalles que a veces son
irrelevantes:
Son
gente muy relacionada y mafiosa que te sacan de cualquier atasco; sin pegas
posteriores, o te matan; si les creas la más mínima dificultad. Te descuartizan
y desapareces, si la cagas_ siguió explicando Mechthild a Manolo, muy seria y
nerviosa; añadiendo más conclusiones de su cosecha.
_
Le agradecieron con creces sus desvelos, por la cantidad de socorros y de adeudos
sucios que le ordenó y, todos fueron exitosos; que no son tampoco confesables. Ahora
vive sin trabajar, aposentado en uno de los ranchos que le regaló el buen
samaritano de su valedor; pero rebozado de miedos y de dudas. ¡Sin vida!
Desconfiando de cualquier ruido y amargándole la existencia a quien tiene cerca_
Afirmaba la mujer, sin recelos, y con mucho cariño hacia Manuel.
_
Era mi marido, aunque no estuvimos jamás casados, ni por la Iglesia, ni por lo
civil, un tipo fortachón y bastante simpático. Cuando le conocí, era muy
bebedor y mujeriego, muy ligón y fiestero del cual costó poco enamorarme, por
la cantidad de celebraciones a las que me llevaba, y por tanto vicio como
llegábamos a compartir, que llegó a ser algo normal para ambos, que fornicábamos
en el mismo colchón.
Ingerir
de todo, además nada bueno, desenfreno y narcóticos. Esos vicios y otros
detalles aún más delicados, que llegaron a ser delitos de sangre sin contar con
los problemas en los que pronto se metió. Ya entonces; él solo, puesto que yo me
negué a continuar en aquellas guisas.
Llevaba
bastante tiempo de guarda espalda de Luis Costosa, el hermano del que fue
Presidente del Gabinete del Interior de la República. Disponían y compartían de
información muy valiosa, inapelables asuntos de interés de familias adineradas
de nuestro país, con negocios suculentos de producto y ganancias amplias.
Personajes
escondidos, con apellidos de linaje y gente de muchísimo dinero, que querían
pasar desapercibidos; hasta que los arruinaban. Derivaban capital, poderes,
patrimonio y venta precipitada de valores.
Julen
se ocupaba de la seguridad personal de don Luis y le acompañaba a todas partes.
Se encargó de hacer los trabajos más duros y más asquerosos que puedes llegar a
imaginar y como compensación al cabo, se pudo retirar millonario en un rincón oculto
de todo, no muy lejano de la ciudad de León.
Ahí
fue donde yo le di el piro, pero ya estaba embarazada de nuestro hijo, de
nuestro René y en casa, a mi padre sobre todo, no le parecía nada bien, que yo abandonara
a un hombre tan influyente; me quedara al margen de una protección que él creía
necesaria.
Por parte de mi madre, la “inútil Pajarita”,
la indígena preciosa, no opinó, ni le llevó la contraria por miedo. Siguió sin
querer enfurecer a mi papá, sin ponerle freno a sus desmanes, ni siquiera
llevarle la contraria. Denunciarle de sus engaños y malos tratos; ya que fue
para él; y que Dios me perdone al decirlo_ añadió Mechthild_, una tapadera
fenomenal para encubrir tantas y tantas fechorías incunables con autoría de Mathías
Sröeder.
De
mi vida personal, significar_: siguió convencida, conversando con Manolo, que
no salía de su asombro, aunque fingía que lo entendía perfectamente_. Estuve
años, “bastantes años” _ pensó para sus adentros_. Si no me equivoco, casi doce
años, con Julen, aquel hombre que al principio me encantaba por su halo de súper
dotado y me hacía ver las estrellas relucientes; que acabó siendo un vulgar cata
putas y el esbirro de un fantasma.
Después
de la revuelta Somocista, se deshizo su áurea de garantía como un azucarillo
Aunque
tenemos muy buena relación; y nos respetamos, por aquello que hubo y que no
deja de ser el padre de mi hijo. Nos entendemos, con mucha educación, sabiendo
que lo pasado ya no vuelve.
Hasta
hace poco, debo confesarlo. Hasta que te conocí. Me visitaba para cohabitar
conmigo, después de follarme se perdía durante un tiempo y dejaba de saber de
él, hasta que nos necesitábamos. Cuando llegaste tú, te juro que se acabó.
Volvió con sus rameras y asunto zanjado.
Demasiadas
secuelas indisolubles, las que ayudaron sin duda a olvidar a Gary
definitivamente y dejar de pensar en el primer mundo, donde estaba mi hija.
Hizo
un inciso en su relato, para mirar fijamente a Manuel, que le escuchaba muy
atento, y que no quiso interrumpirla ni un segundo siquiera. Sin estorbar para
que aquella mujer dolida pudiera extraer aquel daño que le aprisionaba y además
intentar que ella, Mechthild, soltara toda aquella angustia que tenía en sus
adentros, desterrando de una forma natural su zozobra.
Viendo lo concentrado que seguía su Manuel,
volvió a tomar sus manos y con su verbo lo introdujo de nuevo en aquella
pajarota, tan diferente a la alegría y al morbo sensual, que acababan de
presenciar en los salones del Gallo más Gallo.
El
camarero del restaurante se acercó a la pareja, invitándoles a que de la
bandeja portada, tomaran alguna de las atrayentes bebidas
Eso
les hizo reposar y respirar, sobre todo a la mujer, que llevaba un buen trecho
de tiempo detallando sus circunstancias, nada sutiles a su adorado nuevo novio.
Manolo
había consumado tres copas de buen ron mientras, su novia le había explicado
sus temores. No le brotaban palabras de su interior, permaneció callado, aunque tenía una cantidad de dudas en
él, que no sabía cómo abordar.
Aquella delicada situación, sumada con la
repercusión del resultado de la presentación del Schissen Lecker, lo tenía abrumado,
sin poder reaccionar a ninguna señal de prevención; por lo que tan solo suspiró,
dejando al margen con un manojo de gestos inconexos, todo aquel contenido extraordinario
que le había revelado su amada, dando por zanjado el tema, hasta que en momento
oportuno pudieran reanudarlo.
_
¡Mira, mi amor! Ya tendremos tiempo de hablar de todo ello, ahora solo sé que
te quiero a ti y que ni nazis, ni criminales, ni asuntos que no entiendo nos va
a separar de nuestro idilio. Por lo que te pido confíes en mí, y te dejes
llevar por la naturalidad que siempre aclara y desatasca las situaciones por
muy complicadas que sean.
_
Eres un cielo Manolo_ confirmó Mechthild, sabiendo que toda aquella revelación
traería unas aclaraciones añadidas. Bebió con sed de su copa, un sorbo corto y
penetrante y sin ningún cuidado ni cortapisas, cambió de raíz la conversación
tan subterránea que habían mantenido minutos antes, dirigiendo la atención a un
punto menos agresivo y más agradable, permitiendo que Manuel abriera su boca
con la primera duda
_
Y de tu amiga Carla, que me puedes contar, donde entra ella, en todo este
entuerto. Como la complicaste y porqué, en nuestra primera cita _ Dejó la
cuestión en el aire Manolo, intentando atar más cabos sueltos.
Continuará
To be continued
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