martes, 22 de marzo de 2016

El Cataputas

Viene del capítulo anterior: Prostitutas por gusto

Capítulo Actual: El Cataputas




Narciso fue el que le dio a Mathías amparo, en los años de su busca y  captura, a cambio de deshacerse de según qué asuntos de conveniencia.

Por lo que se dice; contacto entre el resto de su séquito, jamás hubo. Era gente muy oscura, personas sin corazón ni entrañas, los que a la postre perdieron el conflicto armado y echaron al corrupto político, al destierro hasta que se le dio por desaparecido
Julen entonces era el guardaespaldas de un familiar suyo, un político muy influyente. Tanto que le ha solucionado la vida, con dinero y con patrimonio. Para no preocuparse jamás por la cesta de la compra. Ni por detalles que a veces son irrelevantes:
Son gente muy relacionada y mafiosa que te sacan de cualquier atasco; sin pegas posteriores, o te matan; si les creas la más mínima dificultad. Te descuartizan y desapareces, si la cagas_ siguió explicando Mechthild a Manolo, muy seria y nerviosa; añadiendo más conclusiones de su cosecha.

_ Le agradecieron con creces sus desvelos, por la cantidad de socorros y de adeudos sucios que le ordenó y, todos fueron exitosos; que no son tampoco confesables. Ahora vive sin trabajar, aposentado en uno de los ranchos que le regaló el buen samaritano de su valedor; pero rebozado de miedos y de dudas. ¡Sin vida! Desconfiando de cualquier ruido y amargándole la existencia a quien tiene cerca_ Afirmaba la mujer, sin recelos, y con mucho cariño hacia Manuel.

_ Era mi marido, aunque no estuvimos jamás casados, ni por la Iglesia, ni por lo civil, un tipo fortachón y bastante simpático. Cuando le conocí, era muy bebedor y mujeriego, muy ligón y fiestero del cual costó poco enamorarme, por la cantidad de celebraciones a las que me llevaba, y por tanto vicio como llegábamos a compartir, que llegó a ser algo normal para ambos, que fornicábamos en el mismo colchón.

Ingerir de todo, además nada bueno, desenfreno y narcóticos. Esos vicios y otros detalles aún más delicados, que llegaron a ser delitos de sangre sin contar con los problemas en los que pronto se metió. Ya entonces; él solo, puesto que yo me negué a continuar en aquellas guisas.
Llevaba bastante tiempo de guarda espalda de Luis Costosa, el hermano del que fue Presidente del Gabinete del Interior de la República. Disponían y compartían de información muy valiosa, inapelables asuntos de interés de familias adineradas de nuestro país, con negocios suculentos de producto y ganancias amplias.

Personajes escondidos, con apellidos de linaje y gente de muchísimo dinero, que querían pasar desapercibidos; hasta que los arruinaban. Derivaban capital, poderes, patrimonio y venta precipitada de valores.

Julen se ocupaba de la seguridad personal de don Luis y le acompañaba a todas partes. Se encargó de hacer los trabajos más duros y más asquerosos que puedes llegar a imaginar y como compensación al cabo, se pudo retirar millonario en un rincón oculto de todo, no muy lejano de la ciudad de León.

Ahí fue donde yo le di el piro, pero ya estaba embarazada de nuestro hijo, de nuestro René y en casa, a mi padre sobre todo, no le parecía nada bien, que yo abandonara a un hombre tan influyente; me quedara al margen de una protección que él creía necesaria.
 Por parte de mi madre, la “inútil Pajarita”, la indígena preciosa, no opinó, ni le llevó la contraria por miedo. Siguió sin querer enfurecer a mi papá, sin ponerle freno a sus desmanes, ni siquiera llevarle la contraria. Denunciarle de sus engaños y malos tratos; ya que fue para él; y que Dios me perdone al decirlo_ añadió Mechthild_, una tapadera fenomenal para encubrir tantas y tantas fechorías incunables con autoría de Mathías Sröeder.

De mi vida personal, significar_: siguió convencida, conversando con Manolo, que no salía de su asombro, aunque fingía que lo entendía perfectamente_. Estuve años, “bastantes años” _ pensó para sus adentros_. Si no me equivoco, casi doce años, con Julen, aquel hombre que al principio me encantaba por su halo de súper dotado y me hacía ver las estrellas relucientes; que acabó siendo un vulgar cata putas y el esbirro de un fantasma.
Después de la revuelta Somocista, se deshizo su áurea de garantía como un azucarillo
Aunque tenemos muy buena relación; y nos respetamos, por aquello que hubo y que no deja de ser el padre de mi hijo. Nos entendemos, con mucha educación, sabiendo que lo pasado ya no vuelve.

Hasta hace poco, debo confesarlo. Hasta que te conocí. Me visitaba para cohabitar conmigo, después de follarme se perdía durante un tiempo y dejaba de saber de él, hasta que nos necesitábamos. Cuando llegaste tú, te juro que se acabó. Volvió con sus rameras y asunto zanjado.

Demasiadas secuelas indisolubles, las que ayudaron sin duda a olvidar a Gary definitivamente y dejar de pensar en el primer mundo, donde estaba mi hija.
Hizo un inciso en su relato, para mirar fijamente a Manuel, que le escuchaba muy atento, y que no quiso interrumpirla ni un segundo siquiera. Sin estorbar para que aquella mujer dolida pudiera extraer aquel daño que le aprisionaba y además intentar que ella, Mechthild, soltara toda aquella angustia que tenía en sus adentros, desterrando de una forma natural su zozobra.

 Viendo lo concentrado que seguía su Manuel, volvió a tomar sus manos y con su verbo lo introdujo de nuevo en aquella pajarota, tan diferente a la alegría y al morbo sensual, que acababan de presenciar en los salones del Gallo más Gallo.
El camarero del restaurante se acercó a la pareja, invitándoles a que de la bandeja portada, tomaran alguna de las atrayentes bebidas

Eso les hizo reposar y respirar, sobre todo a la mujer, que llevaba un buen trecho de tiempo detallando sus circunstancias, nada sutiles a su adorado nuevo novio.
Manolo había consumado tres copas de buen ron mientras, su novia le había explicado sus temores. No le brotaban palabras de su interior, permaneció  callado, aunque tenía una cantidad de dudas en él, que no sabía cómo abordar.

 Aquella delicada situación, sumada con la repercusión del resultado de la presentación del Schissen Lecker, lo tenía abrumado, sin poder reaccionar a ninguna señal de prevención; por lo que tan solo suspiró, dejando al margen con un manojo de gestos inconexos, todo aquel contenido extraordinario que le había revelado su amada, dando por zanjado el tema, hasta que en momento oportuno pudieran reanudarlo.

_ ¡Mira, mi amor! Ya tendremos tiempo de hablar de todo ello, ahora solo sé que te quiero a ti y que ni nazis, ni criminales, ni asuntos que no entiendo nos va a separar de nuestro idilio. Por lo que te pido confíes en mí, y te dejes llevar por la naturalidad que siempre aclara y desatasca las situaciones por muy complicadas que sean.

_ Eres un cielo Manolo_ confirmó Mechthild, sabiendo que toda aquella revelación traería unas aclaraciones añadidas. Bebió con sed de su copa, un sorbo corto y penetrante y sin ningún cuidado ni cortapisas, cambió de raíz la conversación tan subterránea que habían mantenido minutos antes, dirigiendo la atención a un punto menos agresivo y más agradable, permitiendo que Manuel abriera su boca con la primera duda

_ Y de tu amiga Carla, que me puedes contar, donde entra ella, en todo este entuerto. Como la complicaste y porqué, en nuestra primera cita _ Dejó la cuestión en el aire Manolo, intentando atar más cabos sueltos.



Continuará

To be continued





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