domingo, 18 de octubre de 2015

Un par de transexuales


Viene del capítulo anterior: Fogosidad extrema


Un par de transexuales

La guapa Elvira, había atendido toda la explicación que le ofrecía su amigo, a la par que saboreaba sus quemadas y algo agotada pidió a su acompañante la llevara a su casa para desde allí preparar la estrategia de su estancia en San José, que aún no tenía decidido si sería corta y volver a España o hacerla extensiva y quedarse en la capital costarricense con motivos personales.

Con todo Elvira, no sabía donde residía Ariel. Desde que llegó a San José, Ariel anduvo hospedado en el hotel hasta que pasados unos días y ya establecido decidió buscarse vivienda cerca de su lugar de trabajo.
Tampoco lo había dado a conocer, ya que su extrema timidez no le permitía salirse jamás fuera del papel que estaba protagonizando.  
Por lo que recién llegado permaneció en un hotel de la capital el Barceló San José Palacio, en calle Costa Rica, durante unos días hasta que, y debido a su distancia con la oficina donde desempeñaba su trabajo diario, decidió mudarse y encontró apartamento bastante cerca de la embajada de España en la ciudad, donde el prestaba sus servicios, y al poco radicó su estadía en aquella zona.
Cerca del parque de la Merced y no a mucha distancia del Hospital Nacional de Niños, en la calle veinte con la esquina de José Cecilio del Valle, muy céntricos en la capital.
Allí fue donde se dirigieron en un taxi al salir de la tortillería "Pani", tras abonar el gasto del consumo suyo y de su guapa invitada.

_ Que bandido eres Ariel_ sondeó Elvira al joven agregado cultural_ Callado y calado como un mariquita. No me habías dicho nada de tu aposento en solitario, creí que aún estabas en el hotel y no detecté tu nuevo hogar porque siempre te llamo al móvil. Así juegas con los detalles. Celoso, sosegado y tan metódico, seguro que alguna me guardas que no espero ¿verdad?

Ariel se miro a Elvira aferrando su mano y estrujándola como si quisiera ceder toda su vida por la ruta del contacto, o como si pudiese trasladarle las emociones y escarmientos por la dermis con tan solo palpar su extremidad mientras la llevaba a sus labios y la besaba con candor expresando mientras miraba por la ventanilla del taxi que los acercaba a casa_ Jamás creí me descubrieras_ apuntó el agregado_, tu precisamente.
Sin embargo tienes razón en lo de sosegado metódico y delicado como Platón y Freddie Mercury. Cada uno somos como somos y eso no debería cambiar el rumbo de las expectativas ¿no crees?

_ Es posible_ dijo Elvira ahorrando su retahíla al ver que el cochero, estaba por el coloquio que ellos mantenían y esta, no le interesó participara del mismo.
Los dos guardaron silencio para poder asimilar los últimos asertos que hizo el joven y limpio licenciado, que interrumpidos por el taxista al ver que el pasaje ahorraba en palabras y gozaban de un mutismo demasiado largo increpó sin el más mínimo decoro, haciendo que ellos volvieran a la realidad de inmediato.

_ Señores perdonen; ustedes ¡ya sé!  que no son Nicas, se les nota amigos, por su acento, son argentinos o chilenos ¿verdad? _ siguió parloteando, sin pedir permiso y con muy mala educación_ No es que estuviera pendiente de su conversación pero me ha parecido gozaban un deje exclusivo tan desigual  al mío propio que por eso lo pregunto_ se miraron Ariel y Elisa, sin saber que decir y dejando que prosiguiera el tipo_. Teniendo usted caballero, además; unas tendencias y predilecciones claramente como las mías. Abiertas, sensibles y mundanas. Las he detectado por sus formas y modales y porque entre nosotros, nos conocemos muy bien. Le ofrezco sin compromiso mi tarjeta_ hizo un gesto, indicando donde estaban disponibles_ por si hubiera caso. Pudiéndoles llevar en persona a los lugares de ambiente que ustedes necesiten.

Tardaron en contestarle al insolente conductor, y fue Elvira, la que se dirigió al entrometido diciéndole con mucha gracia y frescura _: Es verdad, no somos Nicas, aunque tenemos creo, las mismas aficiones que ustedes: entrometidos, donosos y lisonjeadores muy parecidos en los pecados y sobre todo muy mal educados, o poco respetuosos.
A pesar de haber nacido en España, que de ahí somos y por cierto bastante mal vistos y tratados en según qué lugares de hispano América, viendo su jerigonza rebozada de nefasto gusto.
Elvira muy molesta siguió provocando distinguidamente al conductor, mientras Ariel reía con disimulo por el espectáculo que estaba ofreciendo su defensora que sin cortapisas apostilló.

_ Usted señor mío, es y perdone mi descaro; un imprudente charlatán que tiene la suerte que no lo denunciemos a su empresa por no quedar a su altura, y por la  escasa dignidad que ha demostrado, pudiendo acarrearle un despido muy procedente y que para dar fin; agradecemos nos haya dejado tan cerquita del Hospital de San Juan de Dios y del Hospital de los Niños, justo en la intersección con calle José Cecilio del Valle, que es donde precisamente acaba nuestra carrera y nuestra relación para siempre_ Acabó Elvira de atacar al conductor impertinente.
_ Señora, perdone_ quiso emprender una excusa el conductor, que fue interrumpido con cajas destempladas por la guapa pasajera.
_ Ahórrese la falsa cortesía que llega tarde y díganos cuanto le debemos por el trayecto.
El taxímetro de la empresa Alfaro. Se detuvo frente al lugar descrito perfectamente por la modelo, estacionando de forma provisional el utilitario y ante la imposibilidad de pedir disculpas, detalle que Elvira se la había impedido de forma agria y grosera, acercó en un trocito de factura, de la expendedora Visa, la cuantía de lo adeudado que lo abonó Ariel, sin darle opción a mencionar más palabra que la despedida educada del vehículo al apearse del mismo.
Descendieron absortos por los agravios y la poca ilustración del taxista, sin al parecer, dedicarle más atención al suceso, dejando los equipajes de Elvira sobre la acera para besarse como amantes una vez emprendió la marcha el vehículo que les había transportado hasta el lugar donde estaban.
Muy cerca de la intersección de la esquina de Cecilio del Valle, con la calle 20.
_ Te eché de menos en mi camino_ dijo Elvira fingiendo la verdad, tratando de engatusar un poco más a su próxima victima.
No contaba con que Ariel, tenía conocimiento que antes de partir hacia Cartago, había pasado una noche loca de sexo y mandanga en el apartamento de Coronado, donde reside temporalmente Javier Martos y que este le había puesto al corriente con pelos y señales de todo cuanto había ocurrido aquella noche de amores y exageraciones.
Ariel no comentó el hecho y dejó que la distinguida Elvira, siguiera teatralizando su falso amor hacia él. Volvieron a besarse y ésta, fructuosamente le mordía el labio inferior a poquitos para sacar de los cigüeñales al licenciado.
 Fue entonces cuando la airosa Elvira le expuso a Ariel, si sentía tristeza y malhumor por los comentarios poco agradables del chofer que los había transportado.
Inculpándolo además, en ese mismo instante cuando lo tenía rodeado por sus brazos, por lo que ella creía le había faltado; quiebra de defensión, valentía, arrojo y en que no había participado en la discusión iniciada con el cochero, como si no le importase nada las insinuaciones que le había propinado gratuitamente.
En un arranque de rabia mal escenificado, ejecutado para impresionar al amigo le recriminó.
_ Oye este tío te estaba echando los tejos_ comentó la guapa mujer, sin que pronunciara palabra el licenciado_ Menudo cabronazo el pavo_ siguió Elvira con huecas palabras de enfado_  pues no nos ha confundido con un par de transexuales, el muy mierda.

_ No hagas caso mujer, no ves que quizás fuera borracho y al límite de su razón. Habrá bebido unos tragos y se le ha ido la pinza. No creas _ siguió argumentando Ariel como si quisiera defenderle_ esta gente_ apuntó refiriéndose al taxista_, ha de aguantar a tanto burro que a veces deben perder el norte_ quiso hurtar hierro a lo sucedido y que pasara página_; pero no le des más importancia_ siguió al trapo_ que estás recién llegada a la ciudad y hemos de pasar momentos muy buenos y divertidos. Imagina si a cada paso que doy, tuviera que sacar el látigo para defenderme.



To be continued
Continuará.......







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