martes, 8 de septiembre de 2015

El wáter cósmico_ Ardientes improperios



Nueva entrega : Viene del capítulo anterior



_ Bueno René, no me asustes de entrada. No he venido a engañar a nadie, y menos a enredarte a ti, me parece natural que estés en guardia conmigo, pero relájate que yo no me como a nadie. Si estoy aquí es por decisión de tu madre, y como imaginas no he forzado para nada este encuentro, creo que somos personas y como mínimo me has de conceder un espacio para conocerme. No padezcas que ya hablaremos después de las presentaciones obligadas y nos contaremos el partido. ¡Claro si tú quieres! En caso contrario pues no pasa nada, yo me quedo tan normal y no te molesto. Espero seas persona comprensiva, discutidor antagonista y no te dejes amilanar por las medias verdades venidas de cualquier parte. Tu madre, tiene puestas en ti muchas confianzas y espera, toda esa intuición necesaria. ¡Que sepas me has caído bien! Y te diré aquello de: ¡Me gustas tío!
Acabó Manolo su perorata dirigida a René, mientras los demás soltaban el aire viciado y contenido en su plexo pulmonar, después de la finalización de una escena tensa y mal dispuesta, que estuvo a punto de concitarse. De no haberse abortado se hubiera complicado aquella fiesta de presentación y alegría en una vivencia para olvidar, siendo sin dudar un mal presagio, para las relaciones futuras.

No sin apreciar los presentes un placer notorio por el fin, de las hostilidades; que gracias a la mano izquierda de Manuel, que experta, supo llevar aquel despropósito a desembocar en un puerto benigno, de mar en calma. Quizás esperaban alguna reacción agresiva por parte del nieto de la Pajarita, alguien de los allí presentes, pero no tuvo agallas el consentido René, ni estaba adiestrado en semejantes situaciones, ni siquiera hubo reticencias de desacato futuras, pasados los consabidos segundos de silencio.

René quedó perplejo por la entrada, el planteamiento valiente, e inesperado que tuvo Manolo en presencia de todas aquellas personas. Las que Mechthild decidió con su decisión personal y sin consejos de nadie, las elegidas que debían estar en aquel lugar para darle la bienvenida a su enamorado. En el que tenía fundadas expectativas y toda su ilusión de relación perdurable.
Únicamente pretendía Miche fueran corteses con el recién llegado y le saludaran como solían hacer en aquella mansión a los invitados relevantes.
Quedando claramente que la impronta de su hijo, su educación, o su personalidad, dejaba bastante que desear, o los consejos que recibía no eran lo suficientemente apropiados para correlacionarse con personas en sociedad.
El ambiente se había cortado como si hubiese pasado una desgracia inapelable,  y la abuela Clara, instó para que todo volviera a estar con la ilustración necesaria y pertinente. Haciendo una pausa y derivando las tensiones hacia un mal ejemplo de juventud y a un conato de celos, por parte de su amado nieto.
Otra maestra doña Pajarita, forjando que todo aquel agravio volviese a tener la calidez oportuna, haciendo olvidar de buenas a primeras, aquellos desafueros protagonizados sin sentido y de una grosería espeluznante.
Mechthild, el secretario, la madrina y el adolescente mismo quedaron absortos, sin precisar ni distinguir que decir que viniera a cuento y fuera oportuno, al desconcierto vivido. Cuando Doña Clara, invitó a René a que se excusara o se desdijera de tanta vulgaridad.
_ No te conozco René_ Dijo con aplomo aquella dama tan elegante. Creí que estabas más maduro, y que podías defenderse solo, argumentar tus pensamientos sin agraviar a tu madre y a su acompañante. Piensa que si nosotros tuviéramos que opinar de cuantos amigos y conocidas traes a la hacienda y pudiésemos decir aquello que nos parece, sin medir consecuencias. Igual tu quedarías muy dolido por tanta insensatez. Por lo que pido seas cuando menos, más reflexivo.

Todos le miraron y nadie pronunció palabra en su ayuda, mientras expresó todo aquel manojo de incoherencias y al verse tan desasistido, no pudo  continuar cargando contra Manuel, y comprendió que no era el momento para iniciar el principio de la contienda, si no que debía salir airoso de tanta inmadurez y les debía tanto a su madre como a su pretendiente una explicación.

_ Madre. ¡Lo siento! No sé que me pudo pasar con tantas veces como hemos ensayado este minuto. Tanto como me habías pedido ayuda y yo quise dártela, no creas que he cambiado de pensar. He sido un chiquillo que me he dejado llevar por los temores, cuando sé de verdad que pase lo que pase, seguirás siendo mi mamá y nos querremos siempre_. Hizo una pausa para tomar aire y mirar a los ojos a Manuel para decirle.
_ Perdóname. No quiero que me juzgues mal, estoy seguro, que nos hemos de llevar fenomenal, porque aunque no he querido reconocerlo, eres el tipo de persona que necesito en estos momentos. No me creerás pero he estado mal influenciado por quien quizás no debía. Por ello, delante de todas estas personas que nos rodean, que son en definitiva quienes me importan, te pido me perdones porque a partir de este momento, hablaré contigo todo aquello que me parezca, me interese y me incumba.
Manuel García de la Serrana, quedó de una pieza, emocionado y muy tocado por tanta sinceridad, como salía de la boca de quien instantes antes le había casi incendiado a improperios desangelados y vulgares sin razón alguna a su persona y este; a bote pronto y usando su normal coherencia, se abrazó al muchacho, dándole un apretón que fue muy apreciado por todos los que vivieron aquellos episodios exiguos y dolientes.
Miche siguió con aquel calvario de las presentaciones. Le tocaba a su madrina, a su amiga y confesora, a su paño de lágrimas en tantas vicisitudes vividas. Su tía Virtudes Malena.
Mechthild se acercó a darle un abrazo verdadero y sus miradas se cruzaron, sabiendo y entendiendo enseguida lo que le pedía, una mediación fuera borda para que las cosas se desarrollaran por buen camino. 
Sin duda a Virtudes, la gracia y la espontaneidad de Manuel le había calado muy bien, notó que era hombre de una pieza, redondo y sin resortes engañosos, sin mediar discrepancias, se adelantó educadamente, y se abrazó a Manuel, dándole sendos toquecitos en la espalda, demostrándole que a ella si le gustaba el tal Manolo García de la Serrana.
_ ¿Has tenido buen viaje hijo? _ le preguntó Virtudes Malena formulándole otra pregunta antes de que contestara_, que te ha parecido mi niña Miche, ¿guapa eh? dejando que él respondiera después de tanto interrogante.
_ Hola Doña Virtudes, un placer abrazar a una señora tan simpática y tan amable, era casi una necesidad para mí, sentir un poco de calor humano sincero. Después de tantos días de ausencia de mi gente, encontrarme tan arropado por ustedes.
_ No me seas embustero Manolo_ dijo con gracia Virtudes_, este quizás sea uno de los peores momentos, desde que conoces a mi sobrina y desde que aterrizaste en esta Tinaja del Secreto. ¡No lo niegues!, todos te estamos haciendo una radiografía y eso no es grato ¿No crees? Sin contar con el estado de arrebato de mi niño René, que por fin se ha dado cuenta de lo que valen las cosas y como brillan las que son auténticas desde el primer momento y sin que les dé el sol. ¡Ah! y no me llames doña Virtudes, llámame Malena y punto, si no quieres que corra tu sangre española.

Manolo no pudo contener la sonrisa y enseñó toda su dentición perfecta, aduciendo con su lenguaje corporal que Malena llevaba más razón de lo que imaginaba. Demostrando sin mediar palabras, tan solo con su postura y la definición de sus ojos, que aquella mujer le caía fenomenal.
Miró alrededor de sí y vio a Mechthild que estaba comenzando a disfrutar con el concurso que aportaba y pronunciando nuevamente palabras de agradecimiento y muy educadas intentando contestar tantas preguntas que en una; le había formulado Virtudes y que analizaron concienzudamente el grupito de personas que bajo las palmeras permanecían en pie, esperando terminara aquel teatro de acaecimientos.
 _ Es una situación incómoda para todos_ expuso Manolo, con seguridad mirando a Doña Clara y a Malena_, por querer saber de mi persona, intentando ser admitido por ustedes, pretendiendo saber quién soy, de donde vengo, a que he llegado aquí desde tan lejos, intuyendo que igual quiero engatusar a vuestra Mechthild, que soy un vulgar gañán, un aprovechado, un sinvergüenza sin escrúpulos. ¡Pues no soy eso!  Tampoco voy a extenderme en explicar mi biografía. Simplemente dejen que la vida siga su curso y si ha de ser será y si no pues cada mochuelo a su olivo.


To be continued
Continuará




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