miércoles, 29 de octubre de 2014

El wáter cósmico _ Anguela la teutona _

Viene del capítulo anterior
nuevo episodio de El wáter cósmico








Anguela la Teutona

Durante aquel periodo, en Zaragoza el entonces capitán Ludwig Kronen Müller, y la enfermera Concha Ruiz Puig, se enredaron con visos a futuro, se enamoraron perdidamente, él con la seguridad de ver en la asistente, una mujer sincera y ama de su casa.

Ella, hacía tiempo huía de su ciudad natal Calahorra, segunda hija de un practicante y barbero afincado en el pueblo procedente de Arnedillo, jugador y mujeriego hasta la saciedad y de una señora venida de la provincia de Valencia, hija de comerciantes y educada en la más estricta fe católica del tiempo.

 Preparada para llevar una casa y criar en buena Liz a cuantos hijos les enviara el cielo. Con un tipo precioso del que presumía a todas luces, de mujer guapa y encantos derivados de su cuidada presencia, hacían que aquel capitán herido en el pecho por la metralla del bando rojo  español, cayera fulminado por los rigores y olores de la buena calagurritana, que lo sacaba de quicio. Concha, comedida y lista no es que estuviera perdidamente enamorada del bueno de Ludwig, si no que veía que si se quedaba en España, lo que le venía encima era, un poco más de aquella mierda que ya soportaba desde hacía años.

Malos entendidos con las hermanas, a la muerte de la madre en circunstancias raras y el aguante de un padre al que le gustaban demasiados las perrerías. Falta de proposiciones matrimoniales de gente de bien, de jóvenes con economías resueltas, que estuvieran por la labor de consagrar un matrimonio como mandaban los cánones de la época.

Difícil cometido y hallazgo imposible en aquellos días convulsos en una tierra demasiado metida en rencores y envidias. Por lo que a las primeras de cambio se las hizo venir para que el capitán, ardiente y falto de sexo esmerado, cayera en sus brazos completamente enamorado, cambiando a su novia de toda la vida una mujerona carnicera, grande y peluda, por la sutil y seductora Conchita Ruiz.

  
Contrajeron matrimonio en la Basílica del Pilar, antes de partir hacia Berlín, huyendo además de todo cuanto podía hacerle daño de una guerra civil, para entrar a los pocos años en otra mundial, mucho peor, que les trajo aún peores consecuencias. Encontrando para ella y para sus hijos, una deserción total de afectos, provocados por los contingentes que el propio destino  les puso al abasto.

Al morir el esposo, Ludwig Kronen Müller, ya era Teniente Coronel, Concha Ruiz, la esposa, se encargó de criar a sus hijos como pudo, que aún estaban en tiempo de crecer y pasar las necesidades que se encontraron los habitantes de la Alemania ocupada, una vez que finalizó la Segunda Guerra Mundial y que entraron las tropas de ocupación.

Fueron tiempos difíciles para ellos, después de todo lo que se iba descubriendo y, habían hecho las tétricas y criminales potencias del Tercer Reich las “S.S” Schutz Staffel en los campos de exterminio con el pueblo gitano y judío, sin embargo, las fuerzas de liberación no podían repetir las mismas atrocidades a los habitantes de la nación teutona y tuvieron que distribuir toda la ayuda y estrategia para que los que sobrevivieron a los bombardeos, se adaptaran a una nueva forma.

 Peter el hijo mayor y Klaus el mediano, fueron de los afectados por pertenecer a las juventudes y las nuevas autoridades  les dieron cabida para reformarlos en un internado adscrito de Cruz Roja, regentado por los ejércitos de los Estados Unidos, Ingleses y Rusos, donde después de unos agrios lavados de cerebro y de preparación a la “desnazificación” volvieron a la realidad, quedando mezclados en el pueblo.

Anguela, había estado recluida durante el periodo de la guerra, en uno de los claustros distribuidos por el país y tan secretos como se exigía, del afamado y denominado. Plan Lebensborn.  
La recluyeron una noche muy fría del año cuarenta y uno, aislándola junto a otras muchachas alemanas que cumplían los requisitos exigidos para ser madres de niños arios.
Estando en edad de merecer, eran inseminadas por oficiales destacados y perfiles idóneos afectos a la ansiada gran raza germánica.

En el centro experimental, que se ubicaba en la Prusia Oriental. Un caseron inmenso rodeado por un bosque inexpugnable y difícilmente identificado para poder ser descubierto.

Fue una de las tantas adolescentes del plan Lebensborn, que durante el Tercer Reich ingresaron en estas sedes ocultas para ser engendradas siniestramente bajo los programas Nazis, con la intención de ofrecer hijos perfectos y puros a su raza, y al gran Führer.

Aquella muchacha pelirroja, alta, grande y carnosa superó la tragedia y se licenció en matemáticas. Jamás encontró a los tres hijos que parió desde los años cuarenta y tres en adelante.
Llegó a ocupar una plaza de profesora en la universidad de Colonia, hasta que se casó con un médico experto muy afamado, especialista en el tratamiento del cuerpo de la mujer. Estiramiento de la dermis y correcciones faciales para las viejas y presumidas de la ciudad,  gente adinerada que huye de la vejez y pretende atrasar cuanto más la aparición de las arrugas.


No les duró apenas su matrimonio, en el que no tuvieron hijos. El doctor Cristo Bekenhauff, se divorció de Anguela, tras un affaire de faldas con una modelo austriaca. Quedando liberada y con una paga que le permitía reanudar su vida sin necesidad de milagros.

De sus dos hermanos, no sabe nada, desaparecieron sin dejar rastro. Su madre murió en los ochenta ingresada en un hospital de infecciones de la Alemania del este, tras telón de acero.

Conoció en una Convención de la compañía en la que está contratada, a su actual compañero,  manteniendo una aseada relación con Jürgen Otto, director de Ventas de la empresa Schissen Lecker, nombre que traducido al castellano significa; Defecar Gustoso.

Otro niño de las juventudes hitlerianas, carente de simpatía, de gracia y de norma. Hombre poco dado a las bromas, excepto cuando está colmado de bebidas espirituosas, vodka, coñac, o de brandy barato, que lo transforman.

Estampa de tipo feo, desgarbado, espeluznante, con mirada de espía, nariz grande, roja y ensillada entre los pómulos y sobre los labios. Con un nivel académico genuino, inteligente y audaz para los negocios, que contratado desde la alta dirección en Múnich, lleva los derroteros de las grandes cuentas.

Compañero de Anguela, en el trabajo y en la vida privada, solo para las caricias en la cama, y para tragar vodka, complemento que le hace ser impotente en el sexo, sin flema, sin substancia y sin morbo. Camarada agrio y burlado tantas veces como a Anguela le viene en gana. Ambos tienen momentos escasos de sexo amoroso, debido a las drogas y el alcohol.



Continuará
To be continued...





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