lunes, 31 de marzo de 2014

Y tú eres... la otra


Habían ocupado el asiento que les indicaba el boleto de la compañía de ferrocarriles y por supuesto, no podían hacer otra cosa, ni cambiarse por antojo_, aunque lo pensaron_,  en unos butacones que permanecían desiertos junto al gran ventanal del vagón restaurante.

 A Natalia, que es una chica madura y que aún está por deshojar la Margarita definitiva de la pasión. Le preocupaban ciertas cosas de su relación actual, que la tenía como medio inerme o semi parada.
Natalia se había complicado la vida desde hacía un tiempo con Eladio, un hombre diez años mayor que ella, que apenas veía y, que se dedicaba a algo que muy bien no sabía.

Lo último que le había comentado era que ocupaba un puesto en un acuartelamiento militar. Habían vivido ciertas complicidades en viajes que solían hacer a la campiña, durante largos fines de semana. Solos, sin más luz que la del sol y sin otra comida que los menús diarios que solían degustar en casa de la Lola, en la parte alta del pueblo de los antepasados de Natalia, pero todo volvía a su costumbre toda vez que se acababan aquellos periodos poco asiduos.

Glenn el amigo que le acompañaba en aquel viaje, era su inspiración. Desde siempre lo había sido, un camarada que en su tiempo tuvieron algo de connivencia sentimental, mientras cursaban juntos los estudios medios y que este por el destino tornadizo se fue del país recalando en el Aragón profundo de una España, en aquel tiempo que comenzaba a despertar después de la tan larga dictadura.

Una vez aquel tren comenzó su marcha y ya acomodados en sus lugares, Natalia dirigiéndose a Glenn que volvía a hacer de iluminador le entró con su dicharachera parla y en contestación a la primera interrogación a la que se veía sometida por parte de su amigo, contestó acalorada.

_ Oye…  es  que quieres saberlo todo.
_ Tengo el tiempo justo, atiendo a varios frentes me has llamado y por eso estoy aquí en este viaje, si quieres cuanto antes lo aclaras y si puedo te ayudo.

_ Déjame clara y serena. ¡Tú puedes! qué opinas de mi problema.
_ Pienso que pierdes el tiempo con este tipo
_ Muy bueno eso...  ¡Hace que me reconforte!  Qué pasa cuando una mujer  le pide a un hombre más y ese hombre  dice_: que no está para eso. Tal vez porque no quiere comprometerse o viene de un fracaso sentimental.   ¿Luchas por él?  O le dejas ir_. Respondió Natalia inspirando una respuesta agraciada o cuando menos comprensiva.

_  ¿Me estas usando?, para despejar alguna incógnita ¿¡que no acabas de aclarar!? _. Comentó Glenn, con cierta suspicacia.

_  No he llegado a tanto, pero todo se andará
_  ¿Tú eres?, de las mujeres que miran a los ojos y dicen: ¿¡ven!?
_ ¡Así es! Claridad  ante todo. Y más cuando se tienen deseos de consumir esas delicias carnales. ¿Engañarme a mi misma y olvidar esos placeres lascivos?  ¿Puedo preguntarte algo más, para no perder el hilo?

_ Si claro, mil cosas puedes hacer conmigo mientras imagines y dure el trayecto.
_Necesito una visión de inspiración masculina ante este asunto, entre mis amigas hay diversidad de veredictos, unas que me tire al pozo con él, otras que le saque lo que pueda y lo mande a freír monos cuando acabe, y el resto que ni me acerque a sus huesos, como si estuviera apestado, por los problemas que acarrea

_ ¡Tú qué crees!  ¿No necesitarás un milagro?  Que te devuelva la coherencia, pareces primeriza, cuando ya has roto algún que otro corazón ¿No recuerdas?_ Refrescó con una sonrisa Glenn, haciendo un jeribeque con sus labios.

_  Cuando alguien te dice que no quiere comprometerse contigo; ya sea porque tiene sus planes de viajar, o recuperarse de la ruptura sentimental que tuvo después  de veinte años de estar casado pero, tampoco quiere terminar contigo y tu le replicas con tus deseos. ¡Qué quieres! ¡No solo momentos sino amor! Algo más que encuentros furtivos, porque estando juntos nos sentimos bien. ¿Qué haces…   luchas por él?  O lo dejas ir para siempre.

_  ¡Adiós para siempre! Con seguridad no eres la única que le haces un hueco en sus sábanas, y sin embargo no lo confiesa por la comodidad de tener un polvo en cada puerto.
_  Justamente es lo que no quiero_. Apuntó Natalia, apretando los puños entre sí_. La fuerza es lo que no necesito emplear; se trata de un militar de carrera. Un Coronel de 46 años, divorciado desde hace veinte. Duro como son los castrenses y con su encanto. No es romántico para decir_: ¡Te quiero!  ni de prometerte la luna.
¡Cuando está contigo está contigo!  Da la impresión de que está a la deriva a veces, aun, sin ganas de estar realmente con nadie nunca dijo ¡no quiero verte más! Él te llama cuando quiere. Él ha de viajar  en cualquier momento y lo ha de dejar todo parado.  Al pedirle compromiso, responde_: no quiere sufrir ni hacer sufrir ni lastimar a nadie.

_  ¿Sabes a ciencia cierta, si es divorciado, que no lleve una doble vida, se vaya haciendo el niño bueno y después sea un inquisidor de esos que viven a expensas de las mujeres ¿Está buscando solo un romance contigo, o en el futuro de hará su mujer?

_Divorciado, la mujer lo despachó. Eso es lo que me dijo con mucha pena.
_No me extraña, suele ser habitual, el querer dar pena es su excusa_. Exclamó Glenn, viendo las cosas poco claras, y a ella Natalia muy abstraída por perder lo que creía poseer.

_ Por mi parte lo único que hice es decirle_: me voy si en algún momento te das cuenta que me quieres para algo más, ¡Búscame tú!      Y lo dejé así.     ¡Es todo!
No lo llamé ni lo busqué ni le hablé al verle por ahí cerca.   El es de irse y luego volver. Sobre todo si yo alguna señal le doy.  Aunque ahora dudo en volver a repetir lo que te cuento. Es todo.

_ Tú ¿Lo deseas? y ¡lo esperas!  ¿Aunque él no lo sepa?
_ Yo lo recuerdo y lo quiero, porque fue muy bello ese momento de estar con el repetido muchas veces, pero su idea es firme,  y la mantendrá si vuelve. Aunque eso implique que él se vuelva a ir.

_ Entonces según dices, lo quieres porque fue muy bello el momento de estar con el repetido ¿No será que lo que tú necesitas es alguien que te caliente las noches?

_ Es posible, no creas que no lo he pensado, por lo menos sería más barato y nada comprometido_ Añadió casi convencida Natalia, mirando a los ojos de Glenn.

_  ¿Sabes, si él, tiene  aun tratos con su ex?  ¿Os comparte en la cama a las dos?
_ No tiene contacto con ella. La ex ya se volvió a casar hace un tiempo
_ Y tú eres la otra, en qué lugar te sitúa, Estaría contigo si tuvieras hijos, o no lo has hablado todavía, te prefiere sin ataduras  ¿verdad? soltera y sin compromiso.

_ ¡Sí!  Vuelvo a estar soltera, después de mi matrimonio; soltera,  y hablaré en tercera persona para que sea más llevadero y no acusarme_ comenzó a dirigirse como si la protagonista, ella misma, fuera una conocida_. Ella lo quiere aun, pero no quiere ser una amante de ocasión.

_ Lo que se descubre es que ella está pirada_. dijo Glenn
_ Por eso tratará de mantenerse en su posición y no perder el orgullo.  A sus 46 años, no prometió nada. No se comprometió _ contestó Natalia.

_ Es  liberal. Eso suele decirse, es un recurso amañado, para quedar bien

_ ¡Sí!  ¡Así es!  Militar  muy en el son

_ ¡Ya sabes lo que has de hacer!_ Asintió Glenn convencido del reparo. _ ¡Tú misma te dices!  Y lo valoras como un padecer_ ¿Has dejado perder  oportunidades por estar a su lado?_ Concluyo la ristra de interrogaciones el amigo Glenn hacia Natalia.

_ Lo ignoro. Sé que le enseñé a ser más tolerante, porque no lo era. Sé poco ahora que me doy cuenta sobre él.

_ ¿Te engaña?

_Dentro  de su egoísmo nunca mintió

_ Sin embargo vosotras tenéis un sexto sentido en esas cosas, y cuando un tío os traiciona, lo sabéis muy pronto ¿Tiene  otros líos?

_ Siempre me dijo_: difícil que yo vuelva a formar pareja tras el engaño con su ex.
_ Esa no es la respuesta que te gustaría, de hecho te molesta, dudarlo tan a las claras.   ¿Lo retienes a la fuerza?

_ Si alguien quiere estar conmigo, mi regla es vivir ese momento y nada más

_  Mira que no puedo creerte ya no recuerdas lo nuestro ¿Esa regla la decidiste tras padecer mucho? Porque no te creo que la afirmes de buenas a primeras.

_ Es la regla del  hombre. Ha de ser así y bueno. No sé si estaré ciega, sucede. Eso es todo.

_ Podrás asentarlo en algún lugar, ¿llegarás a ser feliz con él?

_ Ulm… dicen que es difícil, ellos no tienen un lugar fijo, hasta que se retiran

_ No das pena, lo sabes Natalia, y te has buscado lo que tienes. Más bien te veo alocada, muy ardiente y sin sentido, ¿tan angustiada estás, tanto necesitas a un tío a tu lado? A qué precio vas a pagar esa factura.

_ Va con el mensaje de que no quiere compromiso, lo que quiere es viajar y ganar dinero para reponerse de su situación.

_ Y tu muy modosita, lo aceptas sin más ¿Sabrá reconocer que le quieres?

_ Si vuelve pues allí esta ella_, continuó tratándose como si hablara de otra mujer_,  con sus ideas, su postura. Estoy tranquila a esta hora lo tenemos claro

_ Sabe Dios lo que estarás sufriendo y fingiendo, porque no creo que tú, no hayas pensado en las consecuencias que te pueden albergar.

_ Me quede pensando en todo  y como  te dije: lo llevo claro y lo tengo chungo.

_ No puedo ayudarte más. ¿Eres ciega, o lo finges?

El viaje tocaba a su fin, la estación de Morella estaba cerca, Glenn descendía allí para tomar transbordo en un bus que le acercaría a su destino, Natalia, continuaba y se despidieron como amigos, que lo eran.

_ La semana próxima te escribo y acabas de contarme como acaba este folletín que parece sacado de los cuentos de Calleja, ¡Siempre que te apetezca claro! Le dijo Glenn cuando le arrancaba otro beso de sus labios.

_ ¿Dónde vas Glenn? ¿Puedo ir contigo? ¡Por favor!

_ ¡No! Aquello es pasado y no volverá. Te llamo Natalia y te escribo_ Levantándose y tomando su maletín bajó del vagón y por la ventana observó cómo se mortificaba Natalia, mientras el tren comenzó cansinamente su marcha hacia ninguna parte




1 comentarios:

Santybass dijo...

Excelente historia me ha enganchado, felicidades por tu arte, te deseo muchos éxitos y que nos sigas brindando mas historias un abrazo.
Santy.

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