miércoles, 19 de febrero de 2014

Seísmo y Amor -parte dos-


Viene del capítulo anterior: Seísmo y Amor 1º

Aquel mes de mayo del año 2010, se celebraba el Primero de Mayo en sábado, fiesta del Trabajo en el país, relajo total y descanso a gogó.

Hugo, no había logrado recomponer su situación emocional todavía, cuando distraído en el mismo punto musical, observó fugazmente a alguien con el signo de Libra, accedía a las esferas del chat.
Él ya había retornado de su viaje a Chile, tras intentar de todos los modos y maneras conseguir encontrar a Nuria, aquella mujer sensata más conocida para él como Libra signo.
Que en ese instante aparecía en su pantalla en la brevedad de lo que caduca, alguien se hacía llamar como ella. Nuria Signo natural, en un visto y no visto, sin dejar tampoco huella en el protocolo de la aplicación del chat
.
Accedió con premura a la página del chateo de la música chocante, al ritmo caliente de las guarachas y los mambos, pero no fue posible volver a ver aquel ítem que pasó por delante de sus ojos, en un visto y no visto.

Agotado, por los esfuerzos y su mala suerte en su jornada de búsqueda de trabajo, el que perdió por llegar a Fredes cuando ya nadie le esperaba, fuera de plazo. Los empresarios del restaurante tuvieron que buscar a otro camarero pensando que Hugo estaba también “missing” desaparecido.

Quedó dormido en el sofá de su salón, frente a su ordenador justo a la altura de sus ojos. Soñando con aquellos días de desbarajuste y de prisas, con los nervios por encontrar a una aguja en el pajar más grande e inconcebible, mientras mantenía en sus manos el ratón del PC y una taza brillante con medio bourbon Jack Daniels.



A las pocas horas del tremendo desastre, cundió el pavor sobre los damnificados y muertos que encontraban bajo los cascotes y en los escombros de las esquinas, al remover tantos metros cúbicos de despojos. Sumado con todas las desgracias que se cernían en Chile, derivadas de la tragedia, hacían que los presagios fuesen ingratos y confusos y nadie pudiese entenderlos, si no se residía en el país andino.

Hugo, no tenía para buscar a Nuria, ¡nada!  Ni direcciones físicas, ni relación con nadie que la conociera, no poseía el nombre completo de la mujer que necesitaba hallar ni siquiera ciertas realidades comentadas, podía creerlas como fehacientes.
Todo el tráfico de identidades en el cosmos de la red, no es lo que aparenta, y se transportan muchos datos que no son de fiar. Por lo que Hugo poco podía hacer, aunque hubiese ido a la embajada en España.
Le preguntarían por nombres y apellidos, dirección, residencia, y no podía proporcionar datos de relevancia, ya que ni siquiera sabía cómo se llamaba realmente la señorita bajo el pseudónimo de Libra signo.

Por lo que aprovechando unas vacaciones pendientes, se lanzó a su propia aventura, arriesgándose a viajar sin resultados positivos. Lo calculó mientras trabajaba y lo preparó todo allí en el restaurante la Taberna de Fredes para solicitar los permisos y no hubo demasiadas complicaciones para obtener los días de ausencia.

No sabía dónde dirigirse, únicamente le había comentado en una de sus charlas que pertenecía a la región de Concepción, pero con Nuria la última vez que contactó, aquella tarde noche del 27 de febrero, poco antes que fueran interrumpidos por el seísmo, la señora estaba en Chillan, pasando unos días festivos. Siendo ese destino el que en un principio destacaría.

_ Debo estar loco para hacer algo semejante_, pensó en sus adentros Hugo. Mientras estaba en la agencia de viajes, Guía Castellón_. O quizás sea el último eslabón que me queda antes de volverme loco. Necesito, un motivo para sentirme vivo, algo donde pueda desgranar mi esfuerzo y conseguir aquello, que necesito. Mejor motivo que buscar a la mujer que me gusta y que seguro ahora me necesita, no hay_. Interrumpió el pensamiento, cuando la empleada de la agencia, se interesaba hacia donde quería viajar.
_ ¿A Chile, me dice usted?
_ Sí a Santiago, y desde allí ver el transporte más adecuado para llegar cuanto antes a la ciudad de Chillán_ comentó Hugo, mirando a su interlocutora a los ojos, viendo la cara de interrogante que ponía.
_ ¿Sabes que ha habido un terremoto muy gordo?
_ Porque te crees que voy, he dejado de tener noticias de mi chica. Estábamos conectados cuando todo se acabó, no sé, desconozco si está viva, o pueda estar bajo los guijarros de su residencia.
_ Bien, no te preocupes_, dijo la empleada de viajes_, ya tengo toda la documentación necesaria, deja que lo constate y te llamo para que la vengas a recoger_, volvió a mirar a su cliente aquella dependienta, queriendo asegurar que lo que hablaba era lo cierto y no habían yerros_. Los billetes, los has de dejar pagados en cuanto los tenga, por ello te mando una llamada a tu móvil y te pasas cuanto antes. Del hotel, nada, lo buscarás allí donde puedas, o donde haya_. Prolongó con su comentario, la experta_.  Según tú, vuelas ya mismo en cuanto se pueda. Me refiero en cuanto esté abierto el tráfico aéreo.
_ ¡Así es! ¡Cuánto antes! Yo ya tengo los días festivos concedidos.  

A los tres días de aquella reserva, salía desde el aeropuerto de Valencia, con la compañía española Iberia rumbo al aeropuerto de Madrid Barajas para realizar la primera de las dos escalas a la que estaba sometido en ese viaje.
Una vez en Madrid, transportado por la compañía Aeroméxico hasta el aeródromo de Juárez, en México DF, con una duración de la escala de 18 horas aproximadamente, enlazando desde ahí con otra nave de la misma sociedad, que lo llevaba a Santiago de Chile, con una permanencia de escala de once horas minuto arriba o abajo. A parte del trayecto en bus que debía hacer desde la terminal “turbus”.
En más o menos tres días llegó Hugo a Chillán, tras enfrentarse a los contra indicadores del retraso de llegadas y de los imponderables que tuvo que sumarle al trayecto.
Fueron semanas de búsqueda agotadoras, de poco dormir, de llevar cuidado con el pillaje que siempre existe, dada las condiciones existentes, de no tener donde caerse muerto, de comer tarde, mal y poco. Llevar todas las pertenecías encima de sí. Existiendo una higiene mínima, facilitadas las necesidades habidas en la comarca.

Hugo recorrió, entidades gubernamentales, como la embajada española, el comisionado de ciudadanos de Chillán, hoteles, albergues, casas de acogida. Leyó y comprobó listas de heridos, de fallecidos. Ayudó hasta la extenuación a todos aquellos que estando en la zona pudo, sumándose a las brigadas de voluntarios para mitigar cuanto antes el duelo y el dolor producido en todo el país.

¡Nada!

Ni asomo de Nuria, libra signo. Nadie la conocía, no había existido jamás una mujer como aquella, la que mostraba en la única foto que poseía. Una mujer galana, con una cascada de cabello sobre sus hombros rubio, y una cara blanca, tersa, suave, que adornaba con unos labios carnosos bien construidos, bajo un tabique nasal mínimo y unos ojos que podían deslumbrar a cualquier viajante despistado que se fijase en semejantes faroles. Una altura prudencial para lo que se estila, entre metro sesenta y metro setenta y tres de altura, buen porte, no demasiado fina ni con estrías en la piel. Mujer bien formada, guapa hembra, que la sostenían unas piernas largas y homogéneas que finalizaban en un pie de tamaño proporcional a su altura y abarcaba con unos brazos recios, y vigorosos, dignos de la mejor de las trabajadoras sociales, entrenadora de niños, profesora de escuela.
Se la había tragado la tierra, o se supo esconder tan bien, para evitar los daños colaterales, que Hugo, con unas ganas de encontrarla fuera de lo común no supo hacerlo, después del casi mes y medio que duró su estancia en Chile. Hasta que se le agoraron los medios, que volvió de regreso a la región Valenciana, a su pueblo natalicio de Fredes en Castellón de la Plana.

Cuando despertó ¡Súbitamente! del sueño, fue porque la taza del bourbon se había derramado encima de su pijama al caer al suelo y hacerse añicos, siendo las cuatro de la madrugada en España, las doce de la noche en Santiago de Chile y en la pantalla del ordenador personal, unos mensajes esperando respuesta que decían:

Libra comenta
Hola, hola, hola, que tal desaparecido. Todo bien, va todo ¿normal?

Libra comenta
Sabes las penas hay que dejarlas la vida continua
contenta por lo que Dios me regala cada día
lo demás no se sabe si vendrá….¿Dónde has estado amigo?

Súbitamente después de leer, y no dar crédito a lo que estaba leyendo, se incorporó al teclado y sin limpiarse el churrete de whisky ni recoger los cristales del suelo del vaso que se había estrellado, comunicó:

Hugo dice
Hola amiga, que tal, que gusto

Tras una espera de bastantes segundos y cuando ya creía que no sería contestado, aguantando el desespero, recibió la siguiente explicación:

Libra comenta
Muy bien

Hugo dice
Desaparecida tanto tiempo, sin saber de ti, te daba por muerta
 poco más o menos. Recuerdas la última conversación

Libra comenta
Como no lo voy a recordar, nos separó el Seísmo

Hugo dice
Te he buscado por tierra y mar, como no sabía de ti fui a Chile
no es fácil, no pude dar contigo. Te había tragado la tierra

Libra comenta
Ni que lo digas, casi hubiese sido mejor, que me hubiera tragado
¿De verdad, que has estado en Chile? ¿Buscándome a mí?

Hugo dice
Cuéntame, no has estado en Chillán, estuve más de un mes intentando
dar contigo pero ha sido imposible. No tenia referencias para poder hallarte
y creía que estabas herida, o ve tu a saber.

Libra comenta
Pero estoy viviendo y eso es mucho ¡Créelo!

Hugo dice
Como te va la salud

Libra comenta
No va bien, por eso no he escrito, ni he dado señales de vida, murió un
hermano querido y además tras superar la supervivencia de este seísmo,
no estoy bien


Hugo dice
Siempre daremos gracias al cielo por encontrarte de nuevo.
Tu hermano falleció por causas del ¿Seísmo?

Libra comenta
No.  Fue por enfermedad, nos ha dejado desolados a todos

Hugo dice
No sabes cuánto lo siento

Libra comenta
Bueno y tu como lo llevas

Hugo dice
Eso es lo que me interesa saber de ti, porque me ha costado encontrarte
sin embargo, veo que al fin podremos hacer algo bonito

Libra comenta
No lo creo, de verdad, llamo para despedirme. Con mucha pena
pero he de hacerlo, no quiero que tomes carrera y sea peor después

Hugo dice
La vida nos da palos, pero, tendremos que ser coherentes y
vivir lo que podamos con alegría

Libra comenta
Jajá eso si que fue muy acertado y sincero de tu parte

Hugo dice
 Dime qué te pasa y porque después de tanto tiempo recibo ese modo tan
distante por tu parte

Libra comenta
todo bien, de verdad

Hugo dice
No sé, ¿estás herida?, si has enfermado, no sé nada

Libra comenta
Sabes, las penas hay que dejarlas la vida continua

Hugo dice
Vas a contarme algún detalle. Para valorar lo que tienes

Libra comenta
Podría estar peor pero con gente tan linda que tengo cercana,
no es justo quejarme, debo disfrutar

Hugo dice
No te entiendo nada. Si vas a continuar con evasivas, ¡Cuelgo!

Libra comenta
Contenta de lo que Dios me regala cada día. Lo demás no se sabe
 si vendrá y  tú si eres parte de esta partecita , muy secreta de mi
pero no podemos seguir más

Hugo dice
Bien pues tu dirás, sin tapujos ni engaños

Libra comenta
Me han hecho unas pruebas médicas y han salido mal
por eso ni quiero promesas, ni puedo dar futuro

Hugo dice
Es grave

Libra comenta
Muy grave y definitivo, casi


Hugo dice
No puedo creerlo, te salvas de un terremoto tan brutal y desapareces,
cuando te encuentro, dura la alegría media hora

Libra comenta
Tú debes tener un montón de chicas, para hacerle mimos

Hugo dice
No seas graciosa, que la gracia, no la veo por ningún sitio

Libra comenta
Tú quieres vivir el momento, yo no sé cuando lo desearé o estaré dispuesta

Hugo dice
No me confundas, no soy como piensas.

Libra comenta
Porque crees que duermo sola

Hugo dice
Tú sabrás, será decisión personal, en la que no entro

Libra comenta
Jajá ves que es fácil para ti

Hugo dice
Te he soñado cerca, diciéndome te equivocas

Libra comenta
Hasta aquí llegamos, fin de nuestro idilio.
Estoy enferma y no sé como irán las cosas, por lo que
no te voy a hacer perder el tiempo. Si las cosas cambiaran
y fuese posible, te llamaré.
Sin embargo, no cuentes con ello. No te despidas. ¡Déjame en paz!


Aquella comunicación se cortó, como se habían lesionado los dedos de los pies de Hugo al pisar los cristales hechos añicos en el suelo, que nadaban junto a la sangre mezclada con el bourbon desteñido que se había vertido al romperse el vaso. Los churretes del pantalón del pijama se mezclaban con dos lágrimas que surcaban en los grandes ojos de Hugo.

Hugo jamás supo, si el cáncer se llevó también a Nuria, si pudo recuperarse y hace una vida entera, con otros aires. De vez en cuando accede a la página de la música aquella, que le llevó a vivir una historia real y triste, quizás esperando que aquella mujer bajo el pseudónimo de Libra signo, aparezca para decirle: Lo ves que fácil es para ti.






1 comentarios:

Anónimo dijo...

MUY BONITO Y TRISTE A LA VEZ. NIKITTA.BESOS

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