Estaba despistado en su domicilio aquel martes de
verano, lo más probable perdiendo el tiempo como solía hacer cuando las
gestiones no le acuciaban… y mira por
donde fue a sonar el timbre cuando pasaba precisamente frente al taquillón
donde está situado el auricular del teléfono en la segunda planta de la amplia
casa del barrio medieval.
Lo dejó sonar cuatro veces y levantó el teléfono,
sin saber quien llamaba, puesto que ese dispositivo es analógico y carece de la
ventanilla avisadora de admisión. Por lo qué, si lo levantas, puedes comerte el “marrón” de
alguien que quiere ofrecerte un plan mejor en el suministro del gas, o que has
sido elegido para viajar al país de tus sueños siempre que te dejes enredar y
estafar por módicas cantidades de dinero invertidas en tal o cual negocio.
_ Hola soy Eva, ¡buenos días!
Su voz domesticadora entró por su oído y lo turbó.
No sabía bien que decir, porque ese timbre es exacto al de Marilú Benítez, una
presentadora de la televisión nacional, que se cree una diva.
Por lo que no pudo, sin saber bien quién era, cortar
la conversación y mandarla a “freír monos”, como hacía en todas las ocasiones
que le intentaban vender humo.
_ ¿Quién eres? ¿Puedes repetir por favor? _ Inquirió
el receptor de la llamada, con voz de extrañeza.
_ ¿Eres Erwin Molowny? _ Volvió a preguntar Eva, sin hacer caso a la última
interrogación que le hacían_ ¡Sí yo soy el mismo! , pero tú ¿quién eres?
_ Soy Eva, y te insto a que me escuches y no
cuelgues el teléfono, como sueles hacer con todos los que intentamos hacerte
feliz.
_ Bueno pero este descaro, ¡es inaudito! Como te
atreves a tanto, con tan poco_ Mientras Erwin, pensaba donde había escuchado
esa voz hermosísima que le llevaba a seguir oyendo para descubrir su
procedencia.
_ Mira Erwin, ¿Me dejas que te explique con calma,
sin nervios, ni engaños el motivo por el que te llamo?
_ ¡Hazlo, pero antes dime ¿Quién eres?! ¡Y desde donde llamas!
_ Me llamo Eva y soy de Arco Iris, el mejor secadero
de embutidos de Aragón. Desde donde te voy a enviar un jamón cojonudo de bodega
para que lo pruebes, y encima me llames para darme las gracias, por haberme
acordado de ti.
Sin contar con el regalo que te voy a hacer por
caerme bien.
Un par de piezas de lomo de cerdo y un chorizo que
cuando te lo comas te vas a chupar los dedos.
Tan solo por el módico precio de ciento diecinueve
euros si lo pagas con tarjeta de crédito y, ciento veinticinco si lo haces contra
reembolso. Eso ¡Sí! Jamón como ¡este! tú Erwin, no has probado jamás, y cuando
lo hagas notarás la diferencia. Lo agradecerás_. Acabó la larga exposición Eva,
sin ser interrumpida por Erwin, que seguía intentado ir más allá de donde le
transportaba la voz atrayente.
_ Mira Eva creo, que… _ y fue detenido de nuevo con aquella voz
seductora, que necesitaba escuchar para recordar de donde provenía.
_ ¡No me engañes y se sincero! ¡Es que no te gustan los
sucesos asombrosos! Los buenos manjares, los coches grandes, las ideas
geniales, los anchos caminos, los buenos romances, las mujeres bellas, ¡el buen
jamón!
_ ¡Oye tu quien eres! ¡¿Te conozco verdad?!
La voz tórrida volviendo al principio y ofreciendo
lo que ella transfería, le brindó de nuevo la oportunidad de saborear un
delicioso manjar, sin miramientos ni mentiras, de un modo muy llano y con
claridad meridiana. Conciso, si lo quieres lo pagas.
_ Erwin ¿Te gusta el jamón? ¡El buen jamón! No los
sucedáneos.
_ ¡Sí! ¡Claro que me gusta! Por supuesto, me
encanta.
_ Estabas pensando en comprar uno, bien seco y
jugoso, para disfrutarlo con tus amigos y en soledad, durante estas vacaciones,
¿Verdad?
_ Pero tú, como sabes eso, creo que no nos
conocemos, ¿Quién te lo ha dicho?
_ Erwin por favor, sigue mi voz y no te
arrepentirás, claro que nos conocemos, yo soy Eva y tú eres Erwin. Hace unos
minutos estamos conversando y te ofrezco personalmente, un producto estrella,
que no vas a rechazar.
Prefieres el lomo y el chorizo que va en el lote o
quizás, quieres cambiarlo por salchichón y morcillas. Es la otra opción que
brindamos a los buenos clientes como es tu caso.
_ Prefiero, el chorizo y el lomo, si son jugosos y
de la zona turolense y saber dónde puedo reclamar si no está todo a mi gusto, o
no tiene calidad el producto que me envías.
_ Por supuesto Erwin, te llamaré dentro de unos días
a ver qué tal te ha salido el jamón por si lo tenemos que cambiar, por no ser
de tu gusto, como sabes tienen garantía y a no ser que te hayas comido más de
la mitad del magro, lo canjeamos ¡claro está!
Ahora, no seas borde y me digas cuando casi no quede pernil, que no es
sabroso. ¡Eso no sería serio! Aunque en
tu caso sé, que no pasará.
Toma nota de mi teléfono y dirección por si hay
alguna inconveniencia y confirmo tu pedido ya.
_ Cuantos días tarda en llegar el fardo para estar
al tanto del recibo.
_ Suelen tardar tres o cuatro días, para tu población
salen a diario, por lo que te llamaran de la compañía Integra2, que es la que
se cuida del reparto y te lo entregan en la misma puerta de tu casa.
Erwin cariño mío, escucha que te repito el número de
tu tarjeta visa, para que no haya ninguna devolución.
Nos hablamos en breve, y me cuentas la manera de
disfrutar de una cosa tan rica, tan buena y tan nuestra.
Al cabo de una semana, mientras Erwin se tomaba un
cortado en la Jungla de Cristal, frente a la librería de Octavio, le sonó el
móvil con una llamada sin identificar y con una ristra de dígitos imposible de
averiguar a bote pronto.
_ ¡Sí! ¡Dígame, con quien hablo!
_ Hola Erwin, soy Eva, la chica jamón.
_ ¿Quién has dicho que eres?
_ Estoy segura que te has olvidado de mí, ¿pero de
mi voz también?
_ ¡Ah… hola!
La del jamón.
_ ¡Buena la pata! ¿Verdad? Excelente jamón. ¡Dime corazón te gustó!
_ Sí buena pata, muy curada ¡No podía ser menos! Por
cierto este jamón ya lo había saboreado y mucho. Es de esta zona del Matarraña.
¿Lo sabías?
_ ¡Claro corazón mío! Imposible engañarte, sabiendo
que eres un degustador nato de buenos y exquisitos embutidos. Solo confirmar
que todo estaba en regla y para que me consideres a partir de ahora Tu chica
jamón.
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