Está dormido y no atiende
lo despierto y no comprende
abatido en su lecho
espera paciente.
La medicina perenne gotea
sus venas la reciben espesa
Abre los ojos, detecta la escena
prefiere callar, toda su pena
Se queja en silencio
su dolor va por dentro
es como un secreto
que le recorre el cuerpo
No ríe ni llora,
no pide ni implora,
no sabe si es la hora
no verá la aurora
Repasa sus días
desde la sábanas nítidas
el tiempo se agota
una lágrima asoma.
Su corazón refleja,
su genio se agrieta,
sus carnes tiesas.
La salud desierta.
Escenas dantescas
desfilan inciertas
todas y en secuencia
regalan su conciencia
Señor de los Cielos ¡Llama!
No te retrases ya no calma
Si es su castigo exime
Casi no queda nada.
1 comentarios:
Emilio, gracias. Escribes muy bien.
Áng. Macua
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