jueves, 25 de octubre de 2012

Al llegar...


Para mi viaje,
prefiero el cielo primero.
Al llegar…   Ya veremos,
si entro…   directo o espero.
 

Soy de equipaje ligero,
con la mente resignada.
Inmediato. No espero nada.
¡Preferiría al alba!
 

Si es de noche el partir,
elegiría no sufrir.
En cambio si es de día,
¡No me esperen!
Despedida escueta y fría.
 

¿En el cielo no me aceptan?
¡Aún quedan propuestas!
Prueben llevarme a cuestas,
al purgatorio      …¡Porque pecas!
 

Allí van los sinceros,
espontáneos al hablar,
y por ello desahuciados
mudos sin dialogar.
 

¿Tantos pecados tengo?
Tampoco en ese polo, quepo.
Viajaré por el invierno.
Penitencia, así se hará.
 

Hasta que abran las puertas,
del flamígero infierno,
donde allí todo es ardiente,
fogoso podré purgar.
 

Después de tan dura vida,
de padecer por conceptos,
Marcharé cuando lo incierto
aún quede y deba aceptar.
 

Mis hijos, amigos y,
trastos viejos.
¡Aquí quedaran!
Lo acepto, sin rechistar.
 

¡Oh…!   No es un viaje divino,
Imprevisto,
Pongan música alegre.
Nadie vuelve del marjal.
 

Imperativo.
¡No se aflija nadie!
¿Quien indicó el camino?
¡Es un vahído salvaje!
 

Para este viaje.
Infierno, debe ser eterno
¡Seguro que lo merezco!
No sé, si entrar directo
¡Lo prefiero!   …y lo lamento.

 

 

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