Sujeta
mantengo la gracia,
si es
que, algo llevo en mi talla.
No
todos tienen salero,
para
expresar la arrogancia.
Con
frecuencia los escarmientos
restan
alegrías y regocijos.
Por
ello, no estoy seguro,
de
expresar los acertijos.
El ego
va impreso en el nombre.
Desde
que naces lo exponen.
Se
graba con ADN y viene,
cual
matrícula en los genes.
Me
encantaría embelesar,
por lo
menos en ocasiones.
Vislumbro
que a todo el mundo
es
imposible, “agradarles”.
Del
íntimo han salido,
poemas,
prosas y pensares.
Existencias
originales.
¡Así me
parió mi madre!
Un
privilegio si tengo,
el que
tú; puedas leerme.
Aunque
seas exigente,
¡Medítalo!
Es suficiente.
Imagina
si agradezco,
¿Al
intuir tu leyenda?
Por eso
cuando la escribo.
No me
olvido de la esencia.
Tal
como el viento las lleva.
Desde
España; a tu vera,
todos
sentados, ¡muy cerca!
Quizás
allá lejos ¡América!
Van mis
poesías hartas,
arrullando
sus escenas
para
darte que pensar y,
encima
me comprendas.
Si
nadie las leyera,
me
daría que pensar.
Todas
se perderían.
Entre
el continente y el mar.
Hoy
amanecí donoso,
como a
menudo acaece.
Te
brindo esta ocurrencia.
Por tu ilusión
permanente
El
orgullo de mi pluma,
se
refleja cuando escribo.
La mano
decreta estilo,
por
ello lo que pienso fijo.
Poco
puedo regalarte,
que se
considere material.
Sin
embargo, yo quisiera
abrazarte,
con mi verso natural.
Ahí
donde estés,
recibe mi afecto intacto.
Enviado
con respeto
y con
toda mi verdad, declaro.
Sabes a
ciencia cierta,
de qué
manera me inspiro.
Mi
slogan es todo cierto.
¡Lo que
siento…, lo escribo,
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