sábado, 2 de junio de 2012

Otro rincón

Es la primera vez que me acomodo en esta terraza. El calor ya aprieta y la verdad, da gusto encontrar un rincón apropiado para poder concentrarse, escribir y sobre todo pensar en uno mismo, sin dejar la opinión de los demás que tanto pesa en nosotros. Necesito poner en orden mis ideas, esas que se van acumulando en la agenda del juicio y que de tanto en vez, has de airearlas para ver que sean todas ellas modernas y no tomen ese sabor a rancio que suelen tomar las formas olvidadas con olor a humedad.
Carnaval en Platxa D'Aro
He dado un paseo esta mañana, para tomar contacto con la ciudad, He amanecido con ganas de recibir  un baño de gentes. De verles disfrutar y a la vez complacerme con ellos, incluso al pasear percibo nuevas sensaciones, de esos que te conocen y saludad, y que te paran y preguntan, incluso esos otros que se hacen los sordos y ciegos y pasan y aún conociéndote no les sobreviene la ilusión de saludar.  Ellos, en algún momento, se lo tendrán que hacer estudiar y mirar, porque no son reacciones naturales de los humanos. Necesito que la gente me vea, y yo preguntarles como les va, que tal están de salud, como les fue aquel asunto que en su día me explicaron y que con tanta ilusión pertrechaban, por su trabajo, por la crisis que tanto nos está zumbando a todos, y sobre todo por su felicidad que es uno de los conceptos mas esgrimidos en este tiempo.
Anoto detalles en mi breviario mental, impresiones, saludos, colores, gestos preciosos que observo y no había percatado hasta ahora. ¡Qué suerte tengo! descubrir a cada paso detalles nuevos, miradas de deseo, incluso algunas de desprecio. De todo puede haber cuando paseas entre tantas personas, cada una singularmente precisa. Las mujeres en este tiempo, mostrando sus pertenencias físicas. Algunas dignas de verlas y disfrutarlas, aunque sea con la rapidez del  instante. Los hombres que no se quedan atrás y entre ellos los hay de la condición de Eros: según la mitología griega, era el Dios primordial del amor.
Palamós
Bendita la vida. La sensación del gozo. Estamos tan necesitados de gestos, del tipo que sean: cariño, ternura, adhesión, señas del deseo hipotecado, que seríamos capaces de comprar, si estuviesen puestos en el mercado a la venta, para que nuestra propia piel ganara el estado de felicidad constante.
Reconozco que soy aspirante a conseguir la felicidad continua, esa que no tiene fisuras, que no tiene recesos ni preámbulos, esa que se sirve con mesura pero constante como el tic que lleva nuestra sangre al recorrer nuestras venas.
foto E.Moreno
Ya no quiero vivir con la duda de lo que ha de llegar. Quiero evitar las emociones dolorosas, aunque estoy seguro han de llegar. Por mí no temo, bien lo sabe Dios, hago ensayos para que llegada mi hora, no suministre complicaciones y sea un tipo valiente, sereno ¡Claro que sí!  Facilitador de la causa, sin cobardías, ni mentiras, dando cara a lo que suceda. Sin embargo, he de reconocer que me embriagan dudas perceptibles. Padezco por el prójimo allegado, que son los que me han visto enojado, cabreado, y en ocasiones fuera de mí. Los que realmente conocen a pies juntillas mis defectos y el enredo de los cableados de mis nervios internos. Mis excentricidades y colmos.
Levanto la vista desde este lugar, rodeado de flores, de gentes, que en cada mesa disfrutan de la condición de hablar, acompañados con un refresco o un helado y les veo, que todos ellos, son más o menos como yo, que andan buscando eso que decía antes y que sé, te ha llegado al alma. Les miro a los ojos y algunos no soportan la mirada directa. Leen en mi rostro lo que desprendo. La necesidad de vivir. Algunos, les adivino, tratan de venderme con su lenguaje corporal sus escaseces, sus metas incumplidas, sus ascos y sus miserias. También son humanos y les intuyo por esa sensación de impotencia, al no poder descorchar su prudencia.


1 comentarios:

SHE dijo...

Hace días quería comentarte pero me decían que tu blog estaba eliminado.

Leo este último escrito y me adhie3ro a esas ides que tan bien escribes.A veces la soledad cuece
y uno recibe ese baño de vida a traves del contacto humano, esa necesiad de comprender, de aceptar ,de tolerar... me alegro que tus ideas aquí expuestas sean un solar de reflexión para muchos de nosotros.

gracias Emilio.

Publicar un comentario