jueves, 3 de noviembre de 2011

Ráfagas






Conozco a ese anciano,
mirada perdida, sonríe llorando.
Recorre minutos forzados,
subsiste los ratos amargos.
Existe, desilusionado.


¡Fíjate! y no le hagas caso,
quizás no merezca pena,
está desquiciado.
Su lástima negra,
la lleva en las venas.


Esa situación, nos espera.
Mansamente  ¡Imperativa llega!
Pobre del que libre se crea
exento de senectud,
iluso de panacea.


La vejez trae un proverbio.
Madurar, es fructificar.
Verse añejo.
Nostalgia al recordar,
pretéritos recuerdos, ciertos.



Escuchar cantos de saetas,
ver corretear imágenes lentas
Creerte en plenitud, ¡Años verdes!
Sentir el latido en tus esperas
¡Que lo sepan!    ¡Como eras!


No ha de pactar con las letras,
de ellas, se exprime la esencia,
porque son las que respetan
tus decrépitas maneras.
Ser veterano es ser ciencia


Poder reírse del verbo,
que representa tu cuerpo
sin pretender ser poeta.
Distinguiendo a ese esqueleto
con la armadura que muestra.



Soy más viejo que al comienzo.
Decía un abuelo eterno.
Dejo de verme tan serio
no me incluyo en este tiempo.
¡Felicidad, yo ansío!   ¡No miento!




Soy viejo  y  no  lo lamento,
estoy llorando riendo,
no por la vejez.
Son mis sentimientos.





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