domingo, 21 de agosto de 2011

Cediendo ritmo

Me detengo en tu terraza,

juego con la templanza.

Llego cansado, con ganas

me mimes y me hagas



Sorpresa, no es ver tus ramas.

Cerrando los ojos descansa,

a eso le llaman; desgana,

confundido de esperanzas.



La imaginación es escasa,

en ella intuyen las ansias,

viendo las candelas

que lucen tu mirada.



Luceros derrochan miradas,

son tus ojos que tropiezan,

queman, calcinan y escaldan.

Cediendo el ritmo que marcas.



Si el intuirte así es pecado,

confieso mi sueño manchado.

Impolutos los tropiezos,

deslices y malos pasos.



Al estar el hechizo lejano,

es como si no sintiera pasmo,

vivir con alegría y escarnio.

Morir con la pena, despacio.



En tu terrado arraigado,

no suspiro por tu canto.

Éste no es mío, es prestado.

Lo necesito y asumo arrendado



1 comentarios:

Anónimo dijo...

Bellísimo, escrito con ese sentimiento que llega al alma.
Lili

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