viernes, 10 de junio de 2011

Sexagésimo...



No hace demasiados días, estuvimos reunidos algunos de aquellos que en el comienzo de la década de los setenta estábamos enrolados en el Ejército. Todos voluntarios para Automóvilismo. Pasando los exámenes de capacitación, en la Base de  Parques y Talleres de Automovilismo de la IV región militar, dada la extensa demanda que existía en aquellos días por servir dentro de esa disciplina y a la vez y con carácter de Obligatorio; como se denominaba entonces: Servir a la Patria.
Aunque pueda parecer mentira, cuando recuerdo aquellos días me emociono y me dan unas ganas locas por evocar todos los momentos vividos entre aquellos camaradas, que de verdad puedo decir, con algunos de ellos, es ya una realidad de ser "Amigos del Alma", con mayúsculas. Se dice, que las amistades que se hacen cuando estás en dificultades, eternos son para siempre,  "Aeterna saecula" y la verdad, allí en el Campamento de Sant Climent Sescebes, no había nadie que nos triturara la comida para que pudiesemos tragarla mejor. Ni tampoco, sentíamos aquel cariño que todos habiamos dejado en nuestras casas, el mimo de nuestras familias y del amparo que nos faltaba. El esplendor del significado de  esa frase, fue entonces cuando lo encontramos ausente. Muchachos todos, venidos de todas partes que nos conocíamos mientras se hacían las pruebas de selección y que aún no sabíamos si íbamos a ser admitidos o rechazados por el Ejército.
Muchos quedaron en el intento, sin embargo, veinticinco seleccionados ibamos a ser reclutados como Voluntarios en la Base de la IV Región Militar y como preceptivo hacer el Campamento, o sea el periodo de instrucción en Girona, en la población de Sant Climent Sescebes.
Aquel tren borreguero nos llevaba desde Barcelona a Girona, parando en todas las estaciones, recogiendo a reclutas de todos los pueblos. Al llegar al campamento, nos sorprendieron unos militares con casco blanco que llevaban impresas las letras de V.M, que ya nos hicieron la bienvenida a modo de puntapié como queriendo darse pisto, que ellos eran los "abuelos" y nosotros los reclutas _ "Abuelo" se les apostillaba a los que sus cabezas olían a Licenciados, que es lo mismo que decir, que les faltaba muy poco por tener la "Blanca" que a la postre es la carta de haber cumplido todo el Servivcio Militar Obligatorio_.
Nos recibieron como si fuesemos bandidos, sin contemplaciones, sin el "por favor" acostumbardo al pedir: pizca a alguien. Solo se escuchaba y se amenazaba con vocablos salidos de tono, pero que en aquel tiempo eran efectivos y hacían a más de uno temblar. Cuando revistaban las botas y las veían sucias del polvo normal de las praderas;  te arrestaban. O, te miraban la cabeza y veían que llevabas el cabello algo más extenso y te montaba la pelusa por encima de las orejas, te mandaban al estilista, a que te trasquilaran como a las ovejas. ¡A lo bestia!  te metían la trasquiladora por la frente y te la llevaban hasta la nuca. Encima riéndose de uno. Aguantando toda la mofa  que aquellos compañeros, ya más "padres" o "abuelos" _ veteranos_, quisieran regalarte. Tres meses duraron las maniobras de instrucción, al principio créiamos que no las soportaríamos, que reventarríamos en algún instante, que se nos saldría el corazón por la boca. Después con los años, comprendes que fueron días estupendos, fantásticos, que a más de uno, gustaría repetir en la misma forma. Sin embargo, impensable, primero porque ya no tenemos diez y nueve años y segundo porque el Servicio Obligarorio ha desaparecido, detalle inimaginable en aquellos días. Aunque para decir otra verdad, fueron para mí una enseñanza maravillosa, que no hubiese aprendido en ningún otro lugar del mundo. Ni en la mejor de las Universidades Americanas, West Point. Decálogos de la Vida, allí aprendimos a dejar las tonterias aparcadas y a ir al grano, conocímos como padece el cuerpo cuando te castigan por ser indisciplinado, o por querer mantener tu orgullo frente a detalles de "Enfant terrible" que todos traíamos de casa pensando que éramos intocables. Experiencia mística y real  para afrontar las dificultades, aprender a ser solidario, conocer lo que era la camaradería, establecer vínculos con quien lo merece, repartir lo poco que tenías sin obsesiones de quedarte sin nada, ya que siempre había alguien que lo necesitaba más que otro, a llorar por las penas del compañero y hacerlas tuyas, ser cómplice en mundología y saber aceptar las duras  y ablandarlas y las maduras disfrutarlas hasta la estenuación. __ Esto lo comprenderá quien haya pasado por esto, aunque respeto a los que no son partícipes de esta opinión, dado que todo el mundo no venimos de Alta Cuna y todos no somos hijos del Gran Ducado de Orleans, ni pudimos ser "Enchufados" en cuantas tareas se repartían por la Buenaventura del Trifásico __ .

Nos tenían en el campamento en el CIR Nº 9, sin poder salir a ningún sitio, aún no teníamos los uniformes, hacinados en los barracones, era otra de las lecciones que debíamos aprender, todo estaba maquinado para que cumpliera un designio, aún nadie recibía cartas de la novia. Traguito de "Bromuro para el tete" en el agua, o en la sopa, para provocar la "Anafrodisia" añadiendo bromuro de forma regular al agua y al vino se conseguía  reducir la incidencia de erecciones en los reclutas y todos estábamos más quietecitos. Hasta que nos dieron permiso y bajamos un grupo de los voluntarios del Cuarto Batallón, Quinto Pelotón de la XIII Cía. _ De la Trece Compañía_ al pueblo, una tarde a dar un paseo y poder llamar desde la centralita telefónica de Sant Climent Sescebes. _ Entonces, nadie podía imaginar  teléfonos móviles, ni Skipe, ni cositas tan fantásticas como hay en la actualidad_. Teníamos que hacer tanda para poder llamar a casa. _ Los que tuvieran la suerte de tener teléfono fijo en sus domicilios_. Al llegar a la mencionada Centralita de Teléfonos, los reclutas: Diego Salazar Sánchez, más conocido por " el colilla" por lo alto que es. Martín Tórtola Valleros, alias "Tortolito", Eduardo Maturana Maldonado, también conocido por el "discreto", Hermenegildo Albalat Calvet, con sobrenombre de "Gildu" ... Larry, Yeste, Tanqueta, Pepito Grillo, Tortosí, Camándulas, el tieso del cola cao, Regino el  trempat, Isidro el Chacho, el sonámbulo y así podríamos nombrarles a todos; pero por no cansar seguiremos. Hicimos la cola necesaria hasta que nos llegó el turno. Nuestro amigo " el Colilla" al ver a la empleada de la Red Nacional de Teléfonos, una señora de unos setenta años, con su moño moreno en el cogote y su pequeño escote, marcándosele dos senos pujantes, _ entiendase verlos pujantes y orondos en persona de la tercera edad, vistos por los ojos de unos militares incipientes _ y no habiéndole hecho efecto el llamado bromuro de aquella jornada, comenzó a gritarle a la empleada con cierta excitación ¡Tía buena! una y otra vez, hasta que los que le acompañamos, ¡Tía buena!, llegamos a ver a aquella abuela, como una Top Model y todos comenzamos a piropear a la empleada, con silbidos y requiebros, galanterías, ternezas, floreos, que según parecía a la "Yaya" , no le cayeron mal, por como se puso de contenta libidinosa y carnal. El "colilla" no puso fín a la escenografía, hasta que lo pusieron con su novia al teléfono y de tanto como la extrañaba y con esa reacción que estaba sufriendo, al escuchar su voz gritó: ¡¡Chocho eléctrico!!  Algo que a todos nos quedó grabado en el subconsciente para el resto de nuestros días y que al locutorio completo de la población de Sant Climent arrancó la carcajada estrepitosa. A Diego, se le dibujaron dos lágrimas en sus mejillas.


Todo este preámbulo para felicitar a Eduardo; el " discreto", en su sesenta cumpleaños, al llegar a ser Sexagenario. Deseándole pueda cumplir muchos más en compañía de su familia y de la caterva de amigos que tiene y que le estiman por méritos propios. La celebración de su Aniversario, fue estupenda, como toda trama bien preparada, como si fuese un relato de Alfred Hitchock nadie sabía su final, excepto su hija Eva, que urdió el plan como si de una película de "Suspense" se filmara o, de estrategia militar se tratase. Cuarenta personas rodeándole en la terraza del Galicia Grill, familiares, amigos, compañeros de trabajo, camaradas sus más allegados, los que muy a menudo le vemos, y nos vemos a la vez reflejados en él, sin llegar a tener esa impronta, ..." el discreto", que lleva impresa en su chasis corporal.
¡Amigo mío! he querido reposar unos días antes de tomar la pluma y plasmar lo que pienso y lo que te apreciamos todos, para hacer una exposición de lo que sucedió el día 4 de junio y al iniciar mi relato pensando en el principio de nuestra amistad, lo inicial  que ha surgido ha sido, como has podido comprobar lo que antecede a toda esta felicitación que no es más que parte de nuestra historia y la de otros muchos que no han podido festejar contigo tu Cumpleaños, pero que sin duda han estado presentes con la estima, el recuerdo y la admiración hacia un hombre bueno y educado.

Hoy es el día de junio
evocado y celebrado
que recordamos cada año
para enviarte nuestro abrazo

Deseamos elevar la canción escrita
para que cuando la leas, sientas cerquita
esa música bendita
que te abraza y felicita

Eduardo, recibe nuestra admiración
a modo de poesía y canción
música que está sonando
letra se va elevando

Por todo ello, recoge
desde nuestro más profundo cariño
todo lo que tu mereces
que es todo, que es tanto ...que es tuyo

Seis cuartetos tiene el verso
como en el mes que nacías
¡Cumples sesenta años!
allá en tu terruño, ¡Almería!

Todos queremos decirte
con una voz suave y simple
lo mucho que te apreciamos
por ello … lo celebramos

feliz seas amigo, en tu día
felices seamos en tu compañía
radiante encuentres dichoso
lo que mereces. El todo.

¡Cumples sesenta años!
y que forjes muchos más,
mientras tú los vas haciendo
lo vamos a celebrar

Tus amigos estamos cerca
tanto que te podemos tocar
si te pones muy a tiro
te podremos abrazar

Seis cuartetos no han bastado
para poder expresar
¡Cumples sesenta años!
y que cumplas muchos más

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que hermosas palabras le ha expresado a su amigo Eduardo, palabras que solo pueden salir del corazón de un verdadero amigo.

Felicidades a Eduardo, y para usted todo mi respeto y admiración.

Que coincidencia también yo cumplí años el día 4 de Junio.

Anónimo dijo...

Emilio, me ha gustado como lo redactas y el cariño que has puesto dedicándole a Eduardo esta memoria de "aquellos días tristes de la vida militar", como se cantaba entonces.
Hemos coincidido en los lugares (campamento y destino)obligatorios para cumplir con el Servicio Militar, pero no en la nostalgia; parece que hubiésemos vivido diferente servicio y diferente lugar a pesar de los dos años que el tiempo nos distancia.
Un abrazo de José Añez

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